Austria es testigo de un cambio significativo en su panorama político con la victoria del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) en las elecciones nacionales. Según el conteo de más del 90% de los votos, el FPÖ obtuvo un 28.9%, mientras que las proyecciones de la cadena ORF indican un 29.1%. Este resultado marca la primera vez que un partido de extrema derecha gana unas elecciones nacionales en Austria desde la Segunda Guerra Mundial.
Bajo el liderazgo de Herbert Kickl, quien está al frente del partido desde 2021, el FPÖ ha capitalizado el descontento generalizado por temas como la inmigración, la inflación, y la guerra en Ucrania. Estos factores han impulsado su popularidad y aceptación entre los votantes.
El rendimiento del Österreichische Volkspartei (ÖVP), partido del actual canciller Karl Nehammer, fue significativamente menor, cayendo casi un tercio y registrando un 26.3% de los votos según el conteo, y un 26.2% en las proyecciones de ORF. Este resultado es calificado como una pérdida histórica para el ÖVP.
Por otro lado, el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) también registró un resultado bajo, obteniendo tan solo un 21% de los votos según el conteo, y un 20.4% según las proyecciones. Este es el nivel de apoyo más bajo que haya registrado el SPÖ en su historia.
Los Verdes y NEOS también mostraron variaciones en su desempeño. Los Verdes sufrieron una caída, obteniendo alrededor de un 8% de los votos, mientras que NEOS, con aproximadamente un 9%, es considerado uno de los ganadores de la noche.
La participación electoral se situó en aproximadamente un 80%, con más de 6.3 millones de votantes elegibles.
A pesar de su victoria, el FPÖ necesitará formar una coalición para poder gobernar, ya que no ha logrado alcanzar la mayoría absoluta. A este respecto, otros partidos han expresado su negativa a formar una alianza con el FPÖ bajo el liderazgo de Kickl, lo que podría derivar en un período de incertidumbre política.
Entre las propuestas del FPÖ destacan la "remigración" de extranjeros no deseados, un endurecimiento de las políticas de inmigración, además de críticas a las sanciones contra Rusia y el apoyo militar a Ucrania. Herbert Kickl ha insistido en que su partido debería liderar el próximo gobierno, mientras que Karl Nehammer ha reiterado su negativa a formar una coalición con el FPÖ.
La victoria del FPÖ se enmarca en un creciente patrón de éxito para partidos de extrema derecha en Europa, lo que podría fortalecer un bloque populista euroescéptico que incluye a países como Hungría y Eslovaquia. Fundado en la década de 1950 por exmiembros del régimen nazi, el FPÖ ha intentado distanciarse de su pasado, aunque continúa utilizando retórica que evoca ideologías fascistas.
Este cambio en el escenario político de Austria no solo plantea desafíos para la formación de un gobierno estable, sino que también augura un aumento en la polarización política dentro del país, con posibles repercusiones a nivel europeo.