La reemergencia del pueblo sumergido de Kallio ha puesto en evidencia la severa crisis de sequía que actualmente enfrenta Grecia. Kallio, que fue inundado en 1978 para crear el embalse de Mornos, situado a 200 kilómetros (125 millas) al oeste de Atenas, ha vuelto a ser visible tras una caída drástica del nivel del agua. Este embalse fue construido con el propósito de asegurar el suministro de agua a la capital griega.
Este año, el nivel del agua ha descendido 40 metros (131 pies), lo que representa una disminución del 30% en comparación con el año anterior. Las condiciones climáticas en Grecia, incluyendo los meses de junio y julio más calurosos registrados, junto con un invierno excepcionalmente cálido, han contribuido significativamente a esta caída de los niveles de agua. La falta de precipitaciones ha exacerbado la situación.
Las ruinas del pueblo reveladas incluyen aproximadamente 80 edificios, entre ellos la iglesia de Evangelistra y la escuela primaria del lugar. Los residentes originales de Kallio fueron desplazados durante la construcción del embalse y se reubicaron a 1,200 pies (aproximadamente 370 metros) sobre el antiguo pueblo. Estos desplazados han comenzado a ver emerger del agua recuerdos y pertenencias que dejaron atrás.
Los expertos han advertido que si no se producen lluvias significativas en el próximo invierno, la situación podría agravarse aún más. Las proyecciones sugieren que el país podría enfrentar una “situación dramática” el próximo año si la sequía persiste.
En respuesta a esta crisis, la empresa de servicios públicos EYDAP ha anunciado un plan de inversiones para mejorar la gestión del agua, destinando €750 millones (aproximadamente £631 millones). Además, se están implementando medidas para reducir el desperdicio de agua y se están considerando fuentes alternativas de suministro, como el lago Yliki, situado a 85 kilómetros (52 millas) al noroeste de Atenas.
Funcionarios locales como Kostas Koutsoumbas, vicealcalde de la comunidad, han señalado la gravedad de la situación, destacando que la emergencia de Kallio es aún más severa que la ocurrida en la década de 1990.
Kyriakos Mitsotakis, primer ministro griego, ha subrayado la necesidad de construir más represas para gestionar mejor los recursos hídricos del país. Mitsotakis enfatizó que una gestión más eficiente del agua es crucial para enfrentar los desafíos continuos relacionados con la sequía y el cambio climático. El nombre Kallio proviene del griego “κάλλος” que significa “belleza”, un recordatorio de la estética del pueblo antes de ser sumergido.