El fenómeno del calentamiento global continúa mostrando cifras alarmantes. La Tierra ha experimentado un incremento de 1°C en su temperatura promedio global en las últimas seis décadas. Desde 1970, la tasa de incremento se ha vuelto más acelerada, registrando cerca de 0.2°C por década, una velocidad sin precedentes en la historia reciente. Este acelerado calentamiento ha alcanzado su punto máximo en los años 2023 y 2024, los cuales han sido reportados como los más cálidos desde el siglo XIX. Las temperaturas se han acercado a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, lo que ha encendido alarmas en la comunidad científica y mundial.
El origen de este calentamiento se ha atribuido principalmente a las actividades humanas, con un impacto significativo de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de carbono (CO2) proveniente de la quema de combustibles fósiles. Los expertos enfatizan la importancia de reducir estas emisiones para mitigar el impacto del cambio climático. De hecho, se proyecta que las temperaturas globales podrían estabilizarse si se logran alcanzar las emisiones netas cero.
El calentamiento global no afecta a todas las regiones por igual. Mientras que las áreas terrestres están mostrando un incremento de temperatura más rápido que el promedio global, los océanos han mostrado un calentamiento más lento. Particularmente preocupante es la situación en el Ártico, que está experimentando un calentamiento hasta cuatro veces más rápido que el promedio mundial. Esta desigualdad en el calentamiento hace evidente la urgencia de focalizar esfuerzos en regiones más vulnerables.
Las proyecciones futuras no son alentadoras. Se estima que, si las tendencias actuales continúan, la temperatura global podría superar los 1.5°C en promedio durante la próxima década. Además, las decisiones políticas y económicas que se tomen en un futuro cercano serán determinantes para limitar el calentamiento a 1.6°C o 1.7°C por encima de los niveles preindustriales.
La persistente calidez de los últimos dos años ha desconcertado a los científicos, quienes observan que la tendencia podría cambiar en 2025 con la llegada de condiciones de La Niña en el Océano Pacífico, lo cual traería un leve descenso en las temperaturas globales, aunque esto no será suficiente para revertir la tendencia general de calentamiento.
La comunidad científica insiste en la necesidad de acciones inmediatas y contundentes para enfrentar esta crisis climática global. Medidas como la transición a energías renovables, políticas de conservación y reforestación, son vitales para frenar la aceleración del calentamiento global y sus efectos adversos en el planeta.