La start-up biotecnológica Loyal, con sede en Estados Unidos, ha desarrollado un fármaco innovador llamado LOY-002. Esta pastilla diaria con sabor a carne busca prolongar la vida saludable de los perros en al menos un año. La compañía ha recaudado US$ 125 millones (£100 millones) de inversores para impulsar su investigación. LOY-002 actúa reduciendo la fragilidad relacionada con el envejecimiento al frenar los aumentos de insulina, según explicó la fundadora Celine Halioua. Ella destaca que los resultados obtenidos en perros podrían tener importantes repercusiones para la longevidad humana, debido a las similitudes en las enfermedades relacionadas con la edad en ambas especies.
Paralelamente, la Universidad de Washington, en EE. UU., está llevando a cabo un estudio sobre el uso de rapamicina en perros. Este fármaco, conocido por sus propiedades inmunosupresoras y su uso en humanos tras trasplantes, ha demostrado en estudios previos aumentar la longevidad y retrasar trastornos relacionados con la edad en ratones. El objetivo del estudio es evaluar el impacto de dosis bajas de rapamicina en la longevidad de los perros, con la expectativa de que pueda aumentar la vida saludable de los caninos en hasta tres años. La duración del estudio en perros es equivalente a un estudio de 40 años en humanos, lo que subraya la profundidad y el alcance de esta investigación.
Además de prolongar la vida, los estudios de rapamicina y LOY-002 también buscan mejorar aspectos cruciales de la salud canina, como las funciones cardíacas y cognitivas. Se está analizando cómo estos beneficios varían según el sexo y el estado de esterilización de los perros, proporcionando datos valiosos que podrían orientar futuros tratamientos. La rapamicina, uno de los fármacos bajo estudio, originalmente se descubrió en muestras de suelo de la Isla de Pascua y lleva su nombre en honor a este lugar (Rapa Nui).
Expertos como el profesor Tom Rando y Jamie Justice respaldan la importancia de estas investigaciones para comprender mejor la longevidad humana. Justice subraya la necesidad de un biomarcador universal de envejecimiento, esencial para validar la extensión de vida en humanos basada en estos estudios.
Por otro lado, un estudio titulado "Los perros domésticos como facilitadores de la interacción social: Una evaluación de los comportamientos de ayuda y cortejo" ha revelado que la presencia de perros aumenta la tasa de comportamientos de ayuda en interacciones sociales humanas. En cuatro experimentos realizados en entornos naturales, se observó que los perros incrementaban la disposición de las personas a ayudar en solicitudes de dinero y a cumplir con solicitudes de números de teléfono, destacando su papel como facilitadores en la creación de relaciones y afiliaciones sociales.
En resumen, estas investigaciones no solo prometen un futuro más saludable para los perros, sino que también abren la puerta a potenciales aplicaciones para extender la vida humana. Los avances en la investigación de la longevidad canina están en el umbral de revolucionar tanto la medicina veterinaria como la humana.