Durante una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, Donald Trump declaró que el control del Canal de Panamá y Groenlandia es vital para la seguridad económica de Estados Unidos. Subrayó que no descarta el uso de la fuerza militar para conseguir estos objetivos y agregó que podría utilizar coerción económica.
En relación al Canal de Panamá, Trump afirmó que está siendo “operado por China” y reiteró su opinión de que el canal, que fue transferido a control panameño en 1999, “fue construido para nuestra militar" y enfatizó su vital importancia para Estados Unidos. Además, instó a que EE.UU. debería “demandar que el Canal de Panamá sea devuelto a los Estados Unidos – en su totalidad, rápidamente y sin cuestionamientos”. En respuesta, el presidente panameño, José Raúl Mulino, reiteró que “cada metro cuadrado” del canal permanecería bajo la soberanía de Panamá.
Además del Canal de Panamá, Trump ha mostrado interés en Groenlandia, amenazando con imponer aranceles económicos a Dinamarca si este país se opone a sus ambiciones territoriales. En sus declaraciones, mencionó que podría “tarifaría a Dinamarca a un nivel muy alto” si no alcanzan un acuerdo. Asimismo, señaló la posibilidad de que Canadá podría convertirse en “el estado 51”, desestimando las capacidades militares canadienses y afirmando que “Canadá está subsidiado en aproximadamente $200 mil millones al año” y que su ejército es “muy pequeño”.
Donald Trump Jr. ha llegado a Nuuk, la capital de Groenlandia, donde ha distribuido gorras con el lema “Make Greenland Great Again”. El gobierno de Groenlandia aclaró que la visita de Trump Jr. era como individuo privado y no como una visita oficial, y que no se programaron reuniones con representantes del gobierno.
La reacción internacional ha sido notable. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, recordó que el futuro de Groenlandia será decidido por su pueblo y que “Groenlandia no está en venta”. Las declaraciones de Trump han desafiado la política de auto-determinación que ha caracterizado a Estados Unidos en las últimas décadas, sugiriendo que podría ser necesario “hacer algo” para asegurar el control de estos territorios.
La retórica utilizada por Trump evoca tensiones históricas, como la invasión de EE.UU. a Panamá en 1989, que causó la muerte de 23 soldados estadounidenses y aproximadamente 500 civiles panameños. En este contexto, Trump propuso además que los países miembros de la OTAN aumenten su gasto en defensa al 5% del PIB, frente al actual 2%.
Finalmente, Trump criticó a la administración de Biden por sus decisiones en la perforación offshore, indicando que revertirá las decisiones que retiraron aproximadamente 625 millones de acres de aguas federales de la exploración energética. Estas acciones y declaraciones han causado preocupación a nivel internacional, poniendo de relieve el enfoque agresivo de Trump hacia la política exterior y la seguridad nacional.