El debate presidencial que tuvo lugar el 10 de septiembre entre el exmandatario Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris ha sido ampliamente comentado por analistas y miembros del Partido Republicano. La actuación de Trump, descrita como "desastrosa" y "poco preparada", recibió una rigurosa crítica de varias figuras prominentes dentro de su propio partido.
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Brit Hume, analista de Fox News, afirmó que "Trump tuvo una mala noche", mientras que Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey, calificó a Trump de “poco enfocado y mal preparado”, sugiriendo incluso que su equipo de debate debería ser despedido. Por su parte, un representante republicano destacó: “El camino se volvió muy estrecho. Esto no es bueno”. Lindsey Graham, senador de Carolina del Sur, añadió que la actuación de Trump fue un “desastre”.
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En el transcurso del debate, Kamala Harris logró establecer una dinámica dominante con un gesto que marcó una novedad desde 2016: un apretón de manos con Trump al inicio del evento. Harris también criticó a su oponente por la baja asistencia en sus mítines, lo que provocó una reacción emocional visible en él. Este intercambio reflejó una preparación sólida por parte de Harris y una respuesta defensiva de Trump.
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La moderación del debate también fue objeto de críticas por parte de Trump y sus seguidores, quienes acusaron a los moderadores de no realizar un fact-checking equitativo y de ser parciales al abordar las respuestas de Harris. Además, Trump insinuó que Harris podría haber recibido las preguntas del debate con anticipación.
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El desempeño de Trump ha generado especulaciones sobre posibles reestructuraciones en su campaña. Un representante del GOP sugirió que podrían tomarse medidas drásticas para cambiar la narrativa después de este revés significativo. Mientras tanto, Harris no ofreció comentarios sobre su desempeño al término del debate, ya que participó en eventos con el presidente Joe Biden para conmemorar el 23º aniversario de los ataques del 11 de septiembre.
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En general, la mayoría de los analistas y miembros del Partido Republicano coincidieron en que Harris salió victoriosa en el debate, mientras que Trump no logró abordar temas clave y se distrajo con ataques personales. Esto ha dejado una percepción negativa sobre su desempeño entre los propios partidarios y analistas políticos.