Ciencia

Preocupante Pérdida de Oxígeno en Cuerpos de Agua Mundiales

La rápida pérdida de oxígeno disuelto en los cuerpos de agua del planeta está afectando gravemente a los ecosistemas acuáticos y a diversas actividades económicas. Este fenómeno, denominado deoxicación acuática, ha alcanzado niveles alarmantes, instando a su monitoreo y regulación como un límite planetario.

Ciencia

Preocupante Pérdida de Oxígeno en Cuerpos de Agua Mundiales

La rápida pérdida de oxígeno disuelto en los cuerpos de agua del planeta está afectando gravemente a los ecosistemas acuáticos y a diversas actividades económicas. Este fenómeno, denominado deoxicación acuática, ha alcanzado niveles alarmantes, instando a su monitoreo y regulación como un límite planetario.

"La deoxicación acuática podría afectar múltiples límites planetarios, es imperativo actuar ahora para mitigar sus causas subyacentes"

- Declaró el Dr. Kevin Rose del Instituto Politécnico Rensselaer.

19/7/2024

La pérdida de oxígeno disuelto (DO) en los cuerpos de agua de todo el mundo ha llegado a niveles críticos, revelando una creciente amenaza tanto para los ecosistemas acuáticos como para las actividades económicas que dependen de ellos. Este fenómeno, denominado deoxicación acuática, ha sido propuesto como un nuevo límite planetario que requiere una vigilancia y regulación urgente.

Desde 1980, los lagos han visto una reducción del 5.5% en sus niveles de oxígeno disuelto, mientras que los embalses han registrado una pérdida drástica del 18.6%. Los océanos, desde 1960, han perdido aproximadamente un 2% de su oxígeno, una cifra que, aunque parece pequeña, representa una cantidad sustancial dada la inmensidad de estos cuerpos de agua. Particularmente preocupante es la situación en las aguas medias frente a la costa central de California, donde se ha detectado una disminución del 40% en las últimas décadas.

Las causas de esta deoxicación son múltiples y alarmantes. El aumento de la temperatura global, que reduce la solubilidad del oxígeno en el agua, es un factor predominante. Las aguas más cálidas no pueden retener tanto oxígeno como las más frías. Este calentamiento también contribuye a la estratificación del agua, creando capas de agua caliente sobre capas de agua fría y densa, impidiendo la mezcla y ventilación necesarias para reoxigenar las capas profundas.

Además, el incremento de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, resultado de la escorrentía agrícola y urbana, ha fomentado el crecimiento descontrolado de algas. Estas algas, al descomponerse, consumen oxígeno en grandes cantidades, exacerbando el problema.

Las consecuencias son severas. La disminución de oxígeno no solo amenaza la vida acuática, sino que también impacta negativamente actividades económicas vitales como la pesca, la acuicultura y el turismo. Áreas con niveles críticos de oxígeno pueden llegar a ser inhabitables para especies esenciales como peces, mejillones y crustáceos, perturbando equilibrios ecológicos y economías locales.

Otra grave implicación es que los procesos microbiológicos que cobran vida en entornos con bajo oxígeno generan gases de efecto invernadero, como el óxido nitroso y el metano, intensificando aún más el calentamiento global.

Ante esta situación crítica, los investigadores, liderados por el Dr. Kevin Rose del Instituto Politécnico Rensselaer, enfatizan la necesidad de considerar la deoxicación acuática como un límite planetario. Este reconocimiento permitiría enfocar mejor los esfuerzos de monitoreo y establecer políticas globales adecuadas. Entre las recomendaciones destacan la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y una mejor gestión de la escorrentía de nutrientes.

En conclusión, la deoxicación acuática representa un desafío trascendental que podría desatar una cascada de efectos adversos en múltiples límites planetarios. La intervención inmediata y efectiva para abordar las raíces de este problema es imperativa, no solo para preservar los ecosistemas acuáticos, sino también para proteger las economías que dependen de ellos. El término "deoxicación" acuática se refiere a la pérdida significativa de oxígeno disuelto en cuerpos de agua, un fenómeno creciente que amenaza con alterar fundamentalmente los ecosistemas acuáticos y muchas actividades humanas que dependen de estos recursos.

Algo Curioso

"La deoxicación acuática podría afectar múltiples límites planetarios, es imperativo actuar ahora para mitigar sus causas subyacentes"

- Declaró el Dr. Kevin Rose del Instituto Politécnico Rensselaer.

Jul 19, 2024
Colglobal News

La pérdida de oxígeno disuelto (DO) en los cuerpos de agua de todo el mundo ha llegado a niveles críticos, revelando una creciente amenaza tanto para los ecosistemas acuáticos como para las actividades económicas que dependen de ellos. Este fenómeno, denominado deoxicación acuática, ha sido propuesto como un nuevo límite planetario que requiere una vigilancia y regulación urgente.

Desde 1980, los lagos han visto una reducción del 5.5% en sus niveles de oxígeno disuelto, mientras que los embalses han registrado una pérdida drástica del 18.6%. Los océanos, desde 1960, han perdido aproximadamente un 2% de su oxígeno, una cifra que, aunque parece pequeña, representa una cantidad sustancial dada la inmensidad de estos cuerpos de agua. Particularmente preocupante es la situación en las aguas medias frente a la costa central de California, donde se ha detectado una disminución del 40% en las últimas décadas.

Las causas de esta deoxicación son múltiples y alarmantes. El aumento de la temperatura global, que reduce la solubilidad del oxígeno en el agua, es un factor predominante. Las aguas más cálidas no pueden retener tanto oxígeno como las más frías. Este calentamiento también contribuye a la estratificación del agua, creando capas de agua caliente sobre capas de agua fría y densa, impidiendo la mezcla y ventilación necesarias para reoxigenar las capas profundas.

Además, el incremento de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, resultado de la escorrentía agrícola y urbana, ha fomentado el crecimiento descontrolado de algas. Estas algas, al descomponerse, consumen oxígeno en grandes cantidades, exacerbando el problema.

Las consecuencias son severas. La disminución de oxígeno no solo amenaza la vida acuática, sino que también impacta negativamente actividades económicas vitales como la pesca, la acuicultura y el turismo. Áreas con niveles críticos de oxígeno pueden llegar a ser inhabitables para especies esenciales como peces, mejillones y crustáceos, perturbando equilibrios ecológicos y economías locales.

Otra grave implicación es que los procesos microbiológicos que cobran vida en entornos con bajo oxígeno generan gases de efecto invernadero, como el óxido nitroso y el metano, intensificando aún más el calentamiento global.

Ante esta situación crítica, los investigadores, liderados por el Dr. Kevin Rose del Instituto Politécnico Rensselaer, enfatizan la necesidad de considerar la deoxicación acuática como un límite planetario. Este reconocimiento permitiría enfocar mejor los esfuerzos de monitoreo y establecer políticas globales adecuadas. Entre las recomendaciones destacan la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y una mejor gestión de la escorrentía de nutrientes.

En conclusión, la deoxicación acuática representa un desafío trascendental que podría desatar una cascada de efectos adversos en múltiples límites planetarios. La intervención inmediata y efectiva para abordar las raíces de este problema es imperativa, no solo para preservar los ecosistemas acuáticos, sino también para proteger las economías que dependen de ellos. El término "deoxicación" acuática se refiere a la pérdida significativa de oxígeno disuelto en cuerpos de agua, un fenómeno creciente que amenaza con alterar fundamentalmente los ecosistemas acuáticos y muchas actividades humanas que dependen de estos recursos.

La pérdida de oxígeno disuelto (DO) en los cuerpos de agua de todo el mundo ha llegado a niveles críticos, revelando una creciente amenaza tanto para los ecosistemas acuáticos como para las actividades económicas que dependen de ellos. Este fenómeno, denominado deoxicación acuática, ha sido propuesto como un nuevo límite planetario que requiere una vigilancia y regulación urgente.

Desde 1980, los lagos han visto una reducción del 5.5% en sus niveles de oxígeno disuelto, mientras que los embalses han registrado una pérdida drástica del 18.6%. Los océanos, desde 1960, han perdido aproximadamente un 2% de su oxígeno, una cifra que, aunque parece pequeña, representa una cantidad sustancial dada la inmensidad de estos cuerpos de agua. Particularmente preocupante es la situación en las aguas medias frente a la costa central de California, donde se ha detectado una disminución del 40% en las últimas décadas.

Las causas de esta deoxicación son múltiples y alarmantes. El aumento de la temperatura global, que reduce la solubilidad del oxígeno en el agua, es un factor predominante. Las aguas más cálidas no pueden retener tanto oxígeno como las más frías. Este calentamiento también contribuye a la estratificación del agua, creando capas de agua caliente sobre capas de agua fría y densa, impidiendo la mezcla y ventilación necesarias para reoxigenar las capas profundas.

Además, el incremento de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, resultado de la escorrentía agrícola y urbana, ha fomentado el crecimiento descontrolado de algas. Estas algas, al descomponerse, consumen oxígeno en grandes cantidades, exacerbando el problema.

Las consecuencias son severas. La disminución de oxígeno no solo amenaza la vida acuática, sino que también impacta negativamente actividades económicas vitales como la pesca, la acuicultura y el turismo. Áreas con niveles críticos de oxígeno pueden llegar a ser inhabitables para especies esenciales como peces, mejillones y crustáceos, perturbando equilibrios ecológicos y economías locales.

Otra grave implicación es que los procesos microbiológicos que cobran vida en entornos con bajo oxígeno generan gases de efecto invernadero, como el óxido nitroso y el metano, intensificando aún más el calentamiento global.

Ante esta situación crítica, los investigadores, liderados por el Dr. Kevin Rose del Instituto Politécnico Rensselaer, enfatizan la necesidad de considerar la deoxicación acuática como un límite planetario. Este reconocimiento permitiría enfocar mejor los esfuerzos de monitoreo y establecer políticas globales adecuadas. Entre las recomendaciones destacan la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y una mejor gestión de la escorrentía de nutrientes.

En conclusión, la deoxicación acuática representa un desafío trascendental que podría desatar una cascada de efectos adversos en múltiples límites planetarios. La intervención inmediata y efectiva para abordar las raíces de este problema es imperativa, no solo para preservar los ecosistemas acuáticos, sino también para proteger las economías que dependen de ellos. El término "deoxicación" acuática se refiere a la pérdida significativa de oxígeno disuelto en cuerpos de agua, un fenómeno creciente que amenaza con alterar fundamentalmente los ecosistemas acuáticos y muchas actividades humanas que dependen de estos recursos.

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