La Mona Lisa, la obra más icónica del Museo del Louvre, será trasladada a una sala exclusiva como parte de una significativa renovación del recinto, anunciada por el presidente francés, Emmanuel Macron. Según Macron, la Mona Lisa contará con un "espacio especial" y será "independientemente accesible" mediante un pase de acceso exclusivo, diferenciándose así del resto de la exposición.
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La pintura, que hasta ahora ha estado exhibida en la sala más grande del museo rodeada de otras magníficas obras del siglo XVI, ha tenido problemas con la multitud, lo que ha dificultado su visualización. El nuevo espacio busca solventar estos inconvenientes y proporcionar una mejor experiencia para los visitantes.
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El Louvre recibió 8.7 millones de visitantes en 2024, con más del 75% de ellos procedentes de países extranjeros, principalmente Estados Unidos y China, además de naciones como Italia, Reino Unido, Alemania y España. Con la renovación, el museo se ha marcado el objetivo de aumentar sus visitas anuales a 12 millones.
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Entre las principales innovaciones se encuentra la creación de una "nueva gran entrada" que estará situada cerca del río Sena y que se abrirá en 2031. La entrada se ubicará en la Colonnade de Perrault en el lado este del museo y será financiada tanto por los propios recursos del museo como por patrocinadores, sin necesidad de recurrir a los contribuyentes franceses. Para esta entrada se abrirá un concurso con el fin de seleccionar el proyecto arquitectónico más adecuado.
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Esta renovación del Louvre es la más grande desde la década de 1980, cuando se construyó la emblemática pirámide de vidrio diseñada por el arquitecto chino-estadounidense IM Pei. Esta pirámide fue ideada para manejar hasta 4 millones de visitantes anuales, una cifra que ha sido más que duplicada en la actualidad. Inaugurada en 1989, la pirámide enfrentará nuevos desafíos debido a la gran cantidad de visitantes que han superado ampliamente su capacidad original.

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En un informe filtrado recientemente, la directora del Louvre, Laurence des Cars, expuso varios problemas que afectan al museo, especialmente bajo la pirámide de Pei. Entre los principales problemas se encuentran la falta de aislamiento térmico, la amplificación del ruido y la incomodidad general tanto para los visitantes como para el personal. También mencionó filtraciones de agua, infraestructura en mal estado y variaciones de temperatura que pueden poner en riesgo la conservación de las obras de arte expuestas.

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El presidente Macron no especificó el costo exacto de la renovación, aunque los medios franceses estiman que la cifra podría ascender a cientos de millones de euros. La directora Laurence des Cars reiteró la importancia de este proyecto, enfatizando que el Louvre es más que un simple museo, es un símbolo de la identidad nacional francesa.