Opinión

Malas señales en educación

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Los recientes informes sobre el comportamiento de la educación en Colombia ofrecen señales inequívocas sobre la necesidad de actuar de manera inmediata para corregir las falencias detectadas.

Registrar una repitencia cuadruplicada en los últimos cinco años resulta ser un indicador grave. A su vez, establecer que 335.000 alumnos de último año de colegio (3,7 % del total) abandonan las aulas sin duda constituye otro factor de muy alta preocupación.

La educación tiene que ser un elemento de máximo cuidado en un país. Requiere de oportuna asistencia y seguimiento, y en ello deben estar comprometidos profesores, padres de familia y el mismo Estado.

Un país en donde se permite que una buena parte de sus alumnos abandone las clases o tenga que repetir los cursos que emprende tiene que sacudirse, pues esto implica fallas en los procesos, desperdicio de recursos, frustración de los beneficiados y limitación del capital humano para afrontar el futuro.

El primer ejercicio les corresponde a los directivos de las instituciones y a los profesores. Ellos tienen que identificar las causas y diseñar los correctivos para atacar el problema. Cuando el flagelo crece, esto significa que las causas no se han identificado y que las acciones no fueron previstas.

En segundo lugar, es necesario extender el ejercicio de análisis a los padres de familia para poder entender las causas y compartir las preocupaciones. Los padres tienen que ser protagonistas de un proyecto que permita purgar las falencias y mejorar los resultados.

También es importante el llamado a los establecimientos públicos, pues en ellos el problema es tres veces mayor. Esto indica que desde lo público existe una menor atención respecto de los infortunios de los estudiantes que cursan sus programas. A su vez, estos alumnos son los más necesitados, pues no están en capacidad de destinar recursos económicos adicionales para mejorar su desempeño, lo que los lleva a frustrar definitivamente sus planes de estudio y a sepultar sus posibilidades de afrontar la vida con dignidad.

La justicia social implica siempre una atención especial a los más débiles. Cuando es posible establecer la existencia de individuos que requieren apoyo, el Estado debe actuar, al igual que todos aquellos que tienen responsabilidades directas en la solución de las deficiencias detectadas.

La educación constituye un elemento fundamental no solo para las personas, sino también para los países, pues una deficiente capacitación repercute de manera inmediata en todos los indicadores del desarrollo.

No podemos olvidar que, según los datos del Laboratorio de la Economía de la Educación, en Colombia, de cada 100 niños que entran a primaria, solo 44 logran graduarse a tiempo en bachillerato; y de cada 100 graduados, solo 39 logran entrar a la universidad.

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