Opinión

El transporte público: cada vez más crítico

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Los sistemas de transporte público en las principales ciudades colombianas están cada vez más críticos, lo que impacta negativamente en la calidad de vida de los más débiles, que tienen obligatoriamente que acudir a las alternativas disponibles, para poder llegar a sus lugares de trabajo, o para atender sus requerimientos de movilización en otros menesteres.

Si bien es cierto el transporte público dio un paso importante con el sistema de articulados, que nació en Bogotá con el modelo de Transmilenio y que tiene diferentes denominaciones según la ciudad, pronto cayó en desgracia, pues las diferentes empresas presentan serios problemas financieros y de manejo administrativo, que han hecho del servicio una alternativa mediocre, mal manejada, con un parque automotor con serios deterioros y una red deficiente que no es atendida en debida forma, ni con las técnicas requeridas.

A todo esto se suma la inseguridad reinante, en donde en las estaciones, y también dentro de los buses, ocurren toda clase de delitos como hurto, lesiones personales, acoso sexual, y en general mal comportamiento de los usuarios.

Y como si fuera poco, cada vez que hay una protesta callejera, los manifestantes resuelven emprenderla contra la infraestructura de las estaciones, destruyendo vidrios y afectando seriamente sus estructuras.

El transporte público constituye un elemento muy importante para el equilibrio social, pues es sin duda una herramienta imprescindible en la vida cotidiana de los habitantes de una ciudad, que para su inmensa mayoría representa la posibilidad para acudir al trabajo, al lugar de estudio o al cumplimiento de sus necesidades sociales.

No nos explicamos como, habiéndose invertido tanto dinero en la puesta en operación de este sistema de transporte público, se haya dejado avanzar tanta desidia, hasta convertirse en otro de los instrumentos de ineficiencia, y en muchos casos de corrupción, a costa de una necesidad tan sentida para los ciudadanos.

Si se deja decaer el sistema, vamos a condenar a los usuarios a toda clase de tormentos para su movilización, lo que terminará afectando su calidad de vida y su sentimiento de frustración, al comprobar que esas sumas multimillonarias, salidas de lo que se ha pagado en impuestos, han tenido tan mal uso y hayan terminado en las manos de los incompetentes, entre quienes se encuentran también los corruptos.

Las principales ciudades en el mundo, presentan todos los días avances en el sistema de transporte público, y han logrado un servicio tan variado y eficiente, que hasta los que pueden tener su propio medio de movilización, prefieren usar el transporte público.

Necesitamos un revolcón, para detener esta ineficiencia y para garantizar ese derecho a todos los ciudadanos, en las mejores condiciones, de acuerdo con el esfuerzo presupuestal que se ha hecho.

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