El ejército israelí ha ejecutado medidas para arrasar amplias franjas dentro del perímetro de Gaza, según los relatos de soldados que participaron en la operación. Este testimonio, recogido en un informe titulado "El Perímetro" por el grupo Rompiendo el Silencio y publicado recientemente, revela que áreas equivalentes al 15% de la superficie total de la Franja de Gaza, incluyendo el 35% de su territorio agrícola, fueron devastadas para establecer lo que se describe como una "zona de amortiguación".
Los soldados informaron que recibieron órdenes claras de demoler todos los edificios, infraestructuras y cultivos en un margen de entre 800 y 1,500 metros desde la frontera, dejando el área completamente arrasada. Esto incluía barrios completos, mezquitas, instituciones educativas y hasta cementerios. El objetivo declarado era garantizar una línea de visión clara para identificar y combatir a militantes, aunque uno de los combatientes describió la escena resultante como similar a Hiroshima.
Los testimonios, algunos de los primeros desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, también fueron corroborados por al menos cuatro soldados entrevistados por el diario británico *The Guardian*. Varias unidades aplicaron reglas que variaban desde disparar a matar a cualquier hombre adulto en la zona hasta procedimientos de alejamiento para mujeres y niños mediante fuego de tanques. Según estas declaraciones, la destrucción sistemática habría sido motivada parcialmente por un deseo de venganza tras los ataques por parte de Hamas el 7 de octubre.
Un sargento del cuerpo de ingenieros detalló que su pelotón recibía órdenes diarias para volar casas específicas en áreas donde ya no quedaban civiles, lo cual originó cuestionamientos sobre la legitimidad de sus propias acciones. Otro capitán confirmó que no existían directrices claras en el uso de la fuerza, y que muchas veces se utilizaba armamento simplemente para ejercer presión psicológica.
El informe afirma que el nuevo perímetro aniquilado, que supera con creces la zona de amortiguación previa de 300 metros instaurada por Israel, no contaba con marcas visibles que delimitaran la supuesta "línea invisible", lo que incrementó las muertes y heridas entre quienes pudieran cruzarlo para necesidades básicas como recolectar alimentos. Un oficial relató que algunos palestinos se arriesgaban a ingresar a la región en busca de malvas comestibles debido al hambre, y estos sobrevuelos constantes por civiles generaron tensiones incluso entre soldados que veían las órdenes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como reflejo del deseo público de “eliminar inocentes en Gaza”.
Mientras tanto, múltiples organizaciones defensoras de los derechos humanos han expresado preocupación por la destrucción sistemática de infraestructuras esenciales y la posible calificación de estas acciones como crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional. Sin embargo, hasta ahora las FDI no han emitido respuesta oficial respecto a las acusaciones.
Imágenes satelitales han confirmado la demolición de cientos de edificios en una franja que alcanza hasta los 1.2 kilómetros en algunos puntos adyacentes a la valla perimetral. Esta iniciativa militar desempeña un papel significativo en la actual ofensiva en Gaza, luego de que la semana pasada el ministro de Defensa israelí anunciara planes para ocupar grandes áreas de la Franja.
El ejército israelí ha ejecutado medidas para arrasar amplias franjas dentro del perímetro de Gaza, según los relatos de soldados que participaron en la operación. Este testimonio, recogido en un informe titulado "El Perímetro" por el grupo Rompiendo el Silencio y publicado recientemente, revela que áreas equivalentes al 15% de la superficie total de la Franja de Gaza, incluyendo el 35% de su territorio agrícola, fueron devastadas para establecer lo que se describe como una "zona de amortiguación".
Los soldados informaron que recibieron órdenes claras de demoler todos los edificios, infraestructuras y cultivos en un margen de entre 800 y 1,500 metros desde la frontera, dejando el área completamente arrasada. Esto incluía barrios completos, mezquitas, instituciones educativas y hasta cementerios. El objetivo declarado era garantizar una línea de visión clara para identificar y combatir a militantes, aunque uno de los combatientes describió la escena resultante como similar a Hiroshima.
Los testimonios, algunos de los primeros desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, también fueron corroborados por al menos cuatro soldados entrevistados por el diario británico *The Guardian*. Varias unidades aplicaron reglas que variaban desde disparar a matar a cualquier hombre adulto en la zona hasta procedimientos de alejamiento para mujeres y niños mediante fuego de tanques. Según estas declaraciones, la destrucción sistemática habría sido motivada parcialmente por un deseo de venganza tras los ataques por parte de Hamas el 7 de octubre.
Un sargento del cuerpo de ingenieros detalló que su pelotón recibía órdenes diarias para volar casas específicas en áreas donde ya no quedaban civiles, lo cual originó cuestionamientos sobre la legitimidad de sus propias acciones. Otro capitán confirmó que no existían directrices claras en el uso de la fuerza, y que muchas veces se utilizaba armamento simplemente para ejercer presión psicológica.
El informe afirma que el nuevo perímetro aniquilado, que supera con creces la zona de amortiguación previa de 300 metros instaurada por Israel, no contaba con marcas visibles que delimitaran la supuesta "línea invisible", lo que incrementó las muertes y heridas entre quienes pudieran cruzarlo para necesidades básicas como recolectar alimentos. Un oficial relató que algunos palestinos se arriesgaban a ingresar a la región en busca de malvas comestibles debido al hambre, y estos sobrevuelos constantes por civiles generaron tensiones incluso entre soldados que veían las órdenes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como reflejo del deseo público de “eliminar inocentes en Gaza”.
Mientras tanto, múltiples organizaciones defensoras de los derechos humanos han expresado preocupación por la destrucción sistemática de infraestructuras esenciales y la posible calificación de estas acciones como crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional. Sin embargo, hasta ahora las FDI no han emitido respuesta oficial respecto a las acusaciones.
Imágenes satelitales han confirmado la demolición de cientos de edificios en una franja que alcanza hasta los 1.2 kilómetros en algunos puntos adyacentes a la valla perimetral. Esta iniciativa militar desempeña un papel significativo en la actual ofensiva en Gaza, luego de que la semana pasada el ministro de Defensa israelí anunciara planes para ocupar grandes áreas de la Franja.