Según datos recopilados de diversas fuentes, las mujeres son 14 veces más propensas a morir en desastres naturales en comparación con los hombres. Además, representan el 80% de las personas desplazadas en las secuelas de estos eventos catastróficos. Esta alarmante disparidad se atribuye a múltiples factores, entre ellos las desventajas sociales y económicas a las que se enfrentan las mujeres, lo que resuelve en una menor seguridad y menos recursos para afrontar crisis.
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Durante los desastres naturales, la violencia de género tiende a aumentar debido al refuerzo de los roles de género tradicionales. Mientras que los hombres asumen roles heroicos, se espera que las mujeres carguen con una mayor carga de trabajo de cuidado. Estudios han revelado que los perpetradores de violencia durante estos eventos son frecuentemente hombres que también actúan como socorristas. En algunas ocasiones, la comunidad perdona su comportamiento violento debido a las circunstancias extremas.
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Expertos en género y desastres enfatizan la necesidad urgente de incorporar una perspectiva de género en las políticas ambientales y de gestión de desastres. Señalan que, al no hacerlo, se perpetúan las desigualdades y se deja a los grupos más vulnerables, como las mujeres, en una situación de mayor riesgo.
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La evidencia sugiere que la formulación de políticas debe tener en cuenta estas disparidades de género para abordar de manera efectiva las desigualdades en situaciones de crisis. Las mujeres enfrentan mayores obstáculos relacionados con la seguridad y el acceso a recursos críticos, lo que aumenta su vulnerabilidad ante desastres.
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Además, la comunidad internacional ha hecho un llamado a la implementación de medidas que puedan reducir la violencia de género y proporcionar apoyo adecuado a las mujeres durante y después de los desastres. Esto incluye la creación de espacios seguros, mejor accesibilidad a recursos esenciales y programas de apoyo psicosocial.
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El enfoque en una perspectiva de género no solo ayudaría a reducir las tasas de mortalidad entre las mujeres en desastres naturales, sino que también contribuiría a mejorar las condiciones de vida de los desplazados y a reducir las incidencias de violencia de género. Las estadísticas revelan que, en las secuelas de desastres naturales, las mujeres no solo son más propensas a ser desplazadas y sufrir violencia de género, sino que también juegan un papel crucial en la resiliencia y la recuperación de las comunidades afectadas.