Opinión

Daniel Quintero: Una Esperanza en un País Polarizado

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El 26 de julio de 1980 nació el joven político Daniel Quintero Calle. No haré un preludio sobre sus orígenes y formación, ni siquiera haré una biografía que luego especialistas en política harán según su periplo entre éxitos o fracasos.

Previo a su elección como alcalde de Medellín, no la tuvo nada fácil. Lo tildaron de comunista, que nunca lo ha sido; guerrillero también, sin fundamento; mamerto, ¿cómo no? Aún se le dice. En una campaña sucia, ruin, desplegada desaforadamente en medios tradicionales que lo satanizaron y exhibieron como un peligro latente para la gobernabilidad en Medellín.

Pero ¿quién recuerda ya eso, en el ingrato platanalcito? Solo la narrativa de unos pontífices de los medios es la que se cuela entre las familias tradicionales que han vivido holgados en sus zonas de confort, mientras tropas del erario se pasean sin misericordia aplicando ávidos y secuaces para todos los delitos contra la administración pública.

Duermen tranquilos según las noticias. Las alarmas no se encienden, los botones de pánico no funcionan, se desconectan en convenientes administraciones, las críticas.

Por esas cosas de la vida... llegó Quintero a la alcaldía de Medellín. Su administración estuvo en la lupa de todos los órganos de control desde el primer día como alcalde y lo hizo bien. "Medallo" no estuvo acostumbrada a que ajenos al GEA la administraran. Antes se les había colado Luis Pérez Gutiérrez, y no les hizo mucha gracia ni les fue nada bien. Perdieron privilegios en contratación y la respuesta no se hizo esperar: vilipendio y difamación en sus medios del perifoneo mediático hasta postularlo como Luis XV, por el supuesto porcentaje del que supuestamente se lucraba en los contratos. Infundios y calumnias sin base o asidero alguno.

Si analizamos a Quintero por sus logros, ganó el examen con suficiencia: durante su período puso a funcionar la central hidroeléctrica Hidroituango, se redujo el índice de homicidios, el desempleo bajó a cifras de un dígito, el metro de la ochenta cuajó, el turismo se fortaleció, se saneó la deuda de EPM con el BID, herencia de la administración que le antecedió, pagándola anticipadamente. Innumerables ejemplos sobre política social, educativa y tecnológica, computadores gratuitos para los jóvenes estudiantes, cero tragedias en el estallido social del año 2021, con un manejo prudente y enérgico.

En conclusión, aunque algunos medios y opositores han querido graduarle de corrupto, los resultados exhiben lo contrario, notorios en cuanto a logros en transparencia y un mérito especial enorme: buen ejecutor presupuestal.

No se entiende por qué un buen político, como Quintero, las fake news, los bots y viudos del poder durante su período no lo bajan de malandro, cuando podría ser la gran esperanza en un país polarizado y entregado a la mafia desde hace décadas. Un líder joven que lo ha hecho bien, así polemice sin necesidad algunas veces, merecería mejor suerte que la de una infame campaña previa, durante y posterior de su meritoria alcaldía.

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