En un reciente intercambio en la red social X, Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, ha lanzado graves acusaciones de prevaricato contra el exalcalde Daniel Quintero. Sin embargo, estas denuncias han desatado una controversia que revela aparentes contradicciones en las propias acciones de Gutiérrez durante su primer mandato.

Gutiérrez acusó a Quintero de favorecer a intereses privados mediante un cambio ilegal en el uso de suelo, revalorizando un lote que pertenecía a la Alcaldía de 2.700 millones a 48.000 millones de pesos, para luego devolvérselo al privado. Según Gutiérrez, esto representa un escándalo de corrupción que ha denunciado ante la Fiscalía.

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Daniel Quintero no tardó en responder, proporcionando documentos que, según él, demuestran que la valoración del predio conocido como Aguas Vivas ya había sido establecida en 44.000 millones de pesos en 2019, durante la administración de Gutiérrez. Quintero acusa a Gutiérrez de mentir a la ciudadanía y de intentar desviar la atención de sus propios actos cuestionables.

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El documento anexado por Quintero, fechado el 23 de julio de 2019, señala que la Alcaldía de Medellín, bajo la administración de Gutiérrez, había valorado el predio Aguas Vivas en 44.000 millones de pesos. Este cálculo se basó en los valores por metro cuadrado de las áreas urbanas y rurales del predio:

• Área urbana: 10.510 m² a $971.004/m², totalizando aproximadamente 10.210 millones de pesos.
• Área rural: 120.447 m² a $281.318/m², totalizando aproximadamente 33.889 millones de pesos.

La diferencia entre las declaraciones de Gutiérrez y la documentación oficial es alarmante. Mientras el actual alcalde acusa a su predecesor de inflar el valor del predio para beneficiar a privados, los documentos sugieren que esta valoración ya había sido aprobada durante su propio mandato.

¿Cómo es posible que Gutiérrez, quien ahora denuncia un supuesto sobreprecio, haya aprobado una valoración tan alta en 2019? Esta contradicción plantea serias dudas sobre la integridad y veracidad de sus acusaciones.

Gutiérrez, quien se presenta como un paladín de la justicia y la transparencia, parece haber caído en su propia trampa. Al denunciar a Quintero, ha abierto la puerta a una revisión de sus propias acciones, revelando posibles actos de hipocresía y manipulación política.

Las acusaciones de Gutiérrez contra Quintero no solo han sido respondidas con contundencia, sino que han expuesto una aparente duplicidad en su comportamiento. En lugar de arrojar luz sobre la corrupción, Gutiérrez ha puesto en tela de juicio su propio legado. La ciudadanía de Medellín merece respuestas claras y acciones consistentes de sus líderes, no juegos políticos que solo siembran más desconfianza y confusión.

Es crucial que tanto las autoridades judiciales como la ciudadanía exijan transparencia y rendición de cuentas. Solo así se podrá desenmascarar a aquellos que, bajo la fachada de la justicia, ocultan sus propios intereses y acciones cuestionables.