El reciente "Unconditional Income Study", respaldado por Sam Altman, CEO de OpenAI, ha ofrecido uno de los análisis más extensos y detallados sobre el impacto del ingreso básico universal en Estados Unidos. Llevado a cabo desde noviembre de 2020 hasta octubre de 2023, el estudio involucró a 3,000 participantes en Illinois y Texas, y se ha convertido en una referencia clave para futuras políticas económicas.
Durante el estudio, 1,000 participantes recibieron US$ 1,000 al mes sin condiciones, mientras que un grupo de control de 2,000 personas recibió US$ 50 al mes. Todos los participantes tenían ingresos del hogar inferiores al 300% de la línea de pobreza federal, equivalente a aproximadamente US$ 77,250 para una familia de cuatro.
Los resultados financieros del estudio mostraron que los beneficiarios gastaron en promedio US$ 310 más al mes, principalmente en vivienda, alimentos y transporte. Sin embargo, sus ingresos disminuyeron en aproximadamente US$ 125 al mes, excluyendo las transferencias, debido a una reducción en la participación laboral del 2%, lo que equivale a trabajar entre 1.3 y 1.4 horas menos por semana. Este tiempo adicional libre fue valorado positivamente por los participantes, quienes percibieron una mejora en su bienestar general.
En términos de salud, los resultados fueron mixtos. Hubo un incremento del 26% en hospitalizaciones y un aumento del 10% en visitas a servicios de emergencia entre los beneficiarios, mientras que las mejoras en salud mental y seguridad alimentaria observadas durante el primer año del estudio disminuyeron en el segundo año. Los investigadores no encontraron efectos significativos en la salud física o en el acceso a la atención médica.
El estudio también concluyó que el ingreso básico universal proporciona flexibilidad a los beneficiarios, permitiéndoles tomar decisiones más autónomas sobre su tiempo y gastos. No obstante, estos beneficios iniciales en bienestar mental y seguridad alimentaria no se mantuvieron de manera consistente a lo largo del tiempo.
OpenResearch, la organización detrás del análisis, planea seguir explorando los datos obtenidos para investigar el impacto del ingreso básico en la estabilidad de la vivienda y la calidad del vecindario, así como en las actitudes políticas de los beneficiarios.
El ingreso promedio previo de los participantes, establecido en 2019, era de aproximadamente US$ 30,000, y la elegibilidad del estudio se limitó a aquellos con ingresos familiares por debajo del 300% de la línea de pobreza federal.
Este exhaustivo estudio proporciona datos valiosos que podrían influir en futuras políticas económicas y sociales en Estados Unidos, y se espera que genere un intenso debate sobre la implementación y las posibles consecuencias del ingreso básico universal en otros contextos.
En conclusión, aunque el estudio muestra que el ingreso básico universal puede aumentar el bienestar y proporcionar una mayor autonomía a los beneficiarios, los efectos sobre la participación laboral y la salud física plantean preguntas importantes que requerirán un análisis más profundo en el futuro cercano. Este estudio es uno de los más grandes y completos sobre el ingreso básico universal realizado en los Estados Unidos hasta la fecha.