El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, controlado por chavistas, ha declarado la victoria de Nicolás Maduro en las recientes elecciones presidenciales, con el 51% de los votos. Edmundo González, su principal oponente, obtuvo el 44% de los votos según datos oficiales del CNE. Sin embargo, la oposición venezolana clama que González habría ganado con un 70% de los votos, calificando el proceso electoral de fraudulento.
En respuesta a los resultados, miles de venezolanos han salido a protestar en varias ciudades del país, incluidas manifestaciones significativas en Petare, el barrio más pobre de Caracas. Durante las protestas, se ha registrado la derribación de estatuas de Hugo Chávez y se han escuchado consignas como "Este gobierno va a caer". La policía y la Guardia Nacional Bolivariana han actuado con gases lacrimógenos y detenciones, habiéndose arrestado al menos a 32 personas por disturbios.
Observadores internacionales, entre los que se incluyen representantes de la ONU y el Carter Center, han demandado la publicación de los resultados desglosados por cada una de las 30,000 estaciones de votación del país. La falta de transparencia ha creado un ambiente de desconfianza en el proceso electoral, conduciendo a llamados para la intervención de la comunidad internacional.
Desde 2013, Nicolás Maduro se ha mantenido en el poder enfrentando múltiples críticas relacionadas a la crisis económica que ha llevado a millones de venezolanos a emigrar. La situación política se ha agudizado con la solicitud de nueve países latinoamericanos de una reunión de emergencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) para tratar los resultados de las elecciones. En un acto de respuesta, Panamá ha anunciado la suspensión de sus relaciones diplomáticas con Venezuela hasta que se realice una revisión completa de los registros de votación.
En un discurso, Maduro ha manifestado que existe un intento de golpe de estado en su contra y que no cederá frente a las presiones. "La ley será respetada y estamos preparados para enfrentar cualquier desafío", ha afirmado.
El descontento popular se ha hecho evidente con las constantes protestas y la implementación del "cacerolazo", una forma de protesta en la que los ciudadanos golpean ollas y sartenes. Muchos votantes expresan sentirse engañados por los resultados oficiales de las elecciones.
Las tensiones continúan en aumento al tiempo que Venezuela enfrenta una profunda división política y un cuestionamiento creciente sobre la transparencia y legitimidad de sus procesos electorales.