Una serie de estudios ha confirmado un hecho que ha intrigado a científicos y padres por igual: los primogénitos suelen tener, en promedio, un cociente intelectual (IQ) ligeramente superior al de sus hermanos menores. Este fenómeno ha sido respaldado por diversas investigaciones que abarcan datos de diferentes países y metodologías.
El Estudio de PNAS de 2015, que recolectó datos de tres paneles nacionales en EE. UU., Reino Unido y Alemania, abarcó un total de 20,000 individuos. Los resultados mostraron que los primogénitos tienen un IQ promedio de 1.5 puntos más alto que sus hermanos menores. Además, el análisis dentro de la misma familia reveló que el primogénito tiene un 60% de probabilidad de tener un IQ más alto que el segundo hijo. Este estudio también encontró que no hay diferencias significativas en los rasgos de personalidad (extraversión, estabilidad emocional, amabilidad, responsabilidad y apertura) entre hermanos de diferentes órdenes de nacimiento.
En 2017, un estudio de la Universidad de Edimburgo realizado con 5,000 niños desde el nacimiento hasta los 14 años, examinados cada dos años, confirmó que los primogénitos mostraban habilidades de pensamiento superiores. Estos niños recibieron más estimulación mental por parte de sus padres, lo que resultó en mejores desempeños en pruebas de lectura, emparejamiento de letras, lectura de palabras y vocabulario pictórico desde el primer año de vida. Sin embargo, el estudio concluyó que a medida que los padres tienen más hijos, proporcionan menos estimulación mental y participan en menos actividades educativas como la lectura y las manualidades.
Otro estudio de Phys.org en 2015 confirmó que, aunque los primogénitos tienen un IQ ligeramente más alto, las diferencias en IQ son pequeñas. De hecho, en un 40% de los casos, los hermanos menores pueden tener un IQ más alto. Se destacó que las relaciones entre hermanos son más influyentes en el desarrollo personal que el propio orden de nacimiento.
Adicionalmente, un artículo de Inc.com en 2017 planteó que los primogénitos tienden a recibir más atención y recursos de sus padres, lo que contribuye a su desarrollo cognitivo superior. No obstante, el estudio también mencionó que los primogénitos pueden ser más propensos a desarrollar problemas de visión, como la miopía.
En conclusión, los estudios coinciden en que los primogénitos tienden a tener un IQ más alto, con un incremento promedio de 1.5 puntos respecto a sus hermanos menores. No se encontraron diferencias significativas en la personalidad entre hermanos, y la estimulación mental y participación en actividades educativas por parte de los padres disminuyen con el aumento del número de hijos.