En un acto que ha exacerbado las tensiones internacionales, Rusia lanzó el 21 de noviembre de 2024 el misil hipersónico Oreshnik, una nueva generación de armamento capaz de alcanzar velocidades de Mach 10 (entre 2,5 y 3 kilómetros por segundo) y equipado con capacidad para transportar cabezas nucleares. El blanco de este ataque fue una instalación militar en Dnipro, una ciudad clave en el centro de Ucrania que alberga aproximadamente un millón de habitantes. Afortunadamente, no se reportaron víctimas fatales tras el impacto.
La respuesta de Ucrania no se hizo esperar. El presidente Volodímir Zelenski calificó el ataque como una "grave escalada en la brutalidad de la guerra" y urgió a la comunidad internacional a responder de manera inmediata y contundente. En un mensaje difundido por X (anteriormente Twitter), Zelenski subrayó la necesidad de ejercer presión sobre Rusia, enfatizando que “Putin debe sentir el coste de sus ambiciones dementes”.
La OTAN ha convocado una reunión de emergencia con representantes de Ucrania en Bruselas, programada para el próximo martes, en el marco del Consejo OTAN-Ucrania. Se anticipa que en dicha reunión se discutirán medidas concretas para hacer frente a la agresión rusa.
En paralelo, Vladimir Putin anunció en un discurso televisado que Rusia incrementará la producción de misiles Oreshnik. Afirmó con seguridad que no existen sistemas de defensa en el mundo capaces de interceptar estos misiles y señaló que su uso con cabezas convencionales podría tener un efecto devastador similar al de un ataque nuclear.
La situación ha provocado una escalada de tensiones a nivel global. Líderes europeos, como el primer ministro polaco Donald Tusk, han advertido sobre la seria amenaza de un conflicto global. En un giro adicional que agrava la situación, la inteligencia militar ucraniana reportó que Corea del Norte ha desplegado 11,000 soldados en apoyo a Rusia.
Farah Dakhlallah, portavoz de la OTAN, mencionó que el uso de misiles balísticos por parte de Rusia es una clara manifestación de agresión contra Ucrania y reiteró el compromiso de la alianza en continuar brindando apoyo a Ucrania.
Este ataque ocurre en un momento crucial de la guerra, la cual ha alcanzado los 1,000 días de duración. Ucrania enfrenta numerosos retos en el frente, principalmente debido a la creciente superioridad numérica de las fuerzas rusas.
La escalada del conflicto y la introducción de nuevas tecnologías militares representan un desafío significativo para la estabilidad internacional y regional, aumentando las preocupaciones sobre el potencial de un conflicto mayor.