Ghana, famoso por ser el sexto mayor productor de oro del mundo, está atravesando una dura crisis desencadenada por la minería ilegal, conocida localmente como “galamsey”. Esta práctica ha crecido drásticamente desde la formalización de la minería artesanal en 1989 debido al creciente desempleo en la economía. Actualmente, se estima que el galamsey contribuye a más de un tercio de la producción anual de oro en el país, empleando a más de un millón de personas en el sector informal de 14 de las 16 regiones de Ghana.
El impacto ambiental de esta actividad es severo. Un 65% de las fuentes de agua en Ghana están contaminadas con mercurio y metales pesados provenientes de la minería ilegal. Esta contaminación ha provocado una disminución del 75% en la capacidad de la Ghana Water Company para suministrar agua limpia, y se prevé que el país podría llegar a tener que importar agua para 2030.
En el sector agrícola, las consecuencias también son notables. La minería ilegal ha despojado importantes extensiones de tierras agrícolas, afectando gravemente la producción de cacao, uno de los principales cultivos de exportación de Ghana. En comunidades como Jema, se han creado grupos de vigilantes para proteger las tierras de la minería ilegal.
La minería ilegal ha traído consigo un aumento alarmante de la delincuencia y problemas sociales. Muchos niños abandonan la escuela para trabajar en las minas o vender alimentos a los mineros, lo que resulta en un preocupante incremento en la deserción escolar. En marzo, dos estudiantes murieron al caer en un pozo abandonado en la región central, un trágico ejemplo de los peligros que esta actividad acarrea.
Desde el punto de vista económico, las pérdidas son igualmente significativas. Se estima que Ghana pierde aproximadamente $2 mil millones (1.58 mil millones de libras esterlinas) en ingresos fiscales anualmente debido a la minería ilegal. Este déficit fiscal es un grave golpe para la economía del país y sus capacidades de inversión pública.
El galamsey no solo afecta a los habitantes locales, sino que también ha atraído a prospectores y trabajadores sexuales de toda África Occidental, además de un número cada vez mayor de ciudadanos chinos que han establecido negocios relacionados con la minería. En un caso destacado, una mujer china fue condenada por minería ilegal, pero el juez lamentó no poder imponer una pena más severa.
El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, ha prometido combatir la minería ilegal, pero los críticos sostienen que su gobierno ha fallado en tomar medidas decisivas, temiendo perder votos en distritos donde esta práctica es común. Entre 2017 y 2021, se otorgaron más de 2,000 licencias de minería artesanal, representando el 95% de todas las licencias emitidas desde 1989.
La crisis generada por la minería ilegal en Ghana es multifacética, con impactos ambientales, sociales y económicos profundos. Sin embargo, a pesar de la represión y los riesgos asociados, las comunidades locales están tomando acciones cada vez más activas para luchar contra esta práctica e intentar salvaguardar su medio ambiente y su sustento.