Un estudio publicado en la revista *Frontiers in Immunology* ha revelado hallazgos prometedores sobre el uso del mentol para mejorar las capacidades cognitivas en ratones con enfermedad de Alzheimer. Los investigadores expusieron a los ratones, genéticamente modificados para exhibir la enfermedad, al mentol durante seis meses y observaron resultados significativos.
Tras el período de exposición, los ratones mostraron mejoras notables en sus capacidades de memoria y aprendizaje. Además, el mentol ayudó a regular el sistema inmunológico, evitando el deterioro cognitivo asociado con la enfermedad.
Uno de los hallazgos más significativos del estudio fue la reducción de los niveles de interleucina-1 beta (IL-1β), una proteína vinculada a la inflamación cerebral y problemas de memoria comunes en la enfermedad de Alzheimer. La disminución de IL-1β sugiere que el mentol puede ayudar a reducir la inflamación cerebral, previniendo así el deterioro cognitivo adicional.
El estudio propone que el mentol puede imitar los efectos de la reducción artificial de las células T reguladoras, células inmunitarias que controlan la inflamación. Esta simulación podría ser clave para los beneficios observados en la cognición de los ratones.
Estos descubrimientos abren la puerta a nuevos posibles tratamientos para enfermedades neurodegenerativas mediante el uso de olores. Investigaciones anteriores ya han documentado la conexión entre olores y el sistema nervioso y cómo pueden influir en la cognición al desencadenar recuerdos y emociones.
Actualmente, según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 55 millones de personas viven con Alzheimer y otras formas de demencia en todo el mundo. Cada año se diagnostican 10 millones de nuevos casos, lo que representa un caso nuevo cada 3.2 segundos. Las proyecciones indican que para 2050, más de 150 millones de personas estarán afectadas por esta enfermedad.
Aunque este estudio ofrece una base prometedora, los investigadores advierten que se necesita más investigación para entender cómo estos efectos podrían trasladarse a los humanos. Las diferencias en la estructura cerebral y la percepción del olfato entre especies son factores que podrían influir en los resultados.
El hallazgo de este estudio sugiere que algo tan simple y accesible como el mentol podría un día formar parte de las terapias para enfermedades neurodegenerativas, proporcionando una nueva esperanza en la lucha contra el Alzheimer.